¿Otro libro más sobre la historia de género bajo la dictadura de Francisco Franco? Sí, otro libro más. La publicación de Dos en una sola carne. Matrimonio, amor y sexualidad en la España franquista (2022) era esperada con gran expectación después de que el manuscrito inicial hubiese sido premiado por la Association for Spanish and Portuguese Historical Studies y la Asociación Española de Investigaciones de Historia de las Mujeres, así como otros reconocimientos que ha ido atesorando su autora en los últimos años de la Asociación de Historia Contemporánea o la revista internacional Contemporary European History. Dicho proceso no ha sido fácil, pues su adaptación al formato monográfico ha requerido de una profunda revisión del manuscrito original que duplicaba en páginas al actual. Todo un reto que ha estado acompañado en todo momento por la expresidenta de la AEIHM, la profesora de la Universidad del País Vasco Miren Llona. Ahora bien, después de su lectura, ¿ha merecido la pena tal esfuerzo? Lo cierto es que sí. Porque este trabajo rompe de una vez por todas con cierto puritanismo, politicismo y dogmatismo que caracterizó a la dictadura y la Iglesia católica, pero también define a muchos de los enfoques todavía vigentes de esta. Permitid que me explique.
Esta obra se suma a recientes trabajos como los de las profesoras Rosa María Medina Doménech, Mercedes Arbaiza, María Rosón o Begoña Barrera que analizan la vida afectiva y emocional durante el franquismo. En este caso, lo hace centrándose en el discurso científico de masas, el religioso y el que podríamos llamar «disidente» con los discursos oficiales del Régimen y sus culturas políticas en el tardofranquismo, lo que viene a llenar un vacío historiográfico con respecto a buena parte de las autoras citadas, centradas en la experticia médica, las ramas femenina y masculina de FET-JONS o el movimiento feminista. Los temas en esta ocasión son la sexualidad, el amor y el matrimonio, cuestiones que parecían de sobra conocidas —es inevitable pensar aquí en Usos amorosos de la posguerra (1987) de Carmen Martín Gaite— y que son rescatadas en estas páginas con una complejidad inusitada, rompiendo los mitos y las visiones de trazo gordo que acostumbran a poblar los estudios sobre historia de las mujeres y de género en este periodo, las mías incluidas.
Una de las claves de este nuevo enfoque es el uso sistemático de la hasta ahora infrautilizada literatura de consejos. De un tiempo a esta parte, la sociología ha empleado este tipo de artefactos escritos para acceder a las emociones en ámbitos como el hogar, el noviazgo o el trabajo, como bien ilustran las investigaciones de Arlie Rusell Hochschild, Barbara Ehrenreich o Eva Illouz. El auge actual de la autoayuda ha tenido mucho que ver en ello, tal y como el creciente interés por los afectos, la mente o la subjetividad en la historia. Esta obra es valiente por su uso sistemático de estas fuentes que, aunque no habían sido ignoradas por la historiografía, sí que no habían sido tratadas con el interés que merecían. Posibilita a las lectoras comprender la relevancia de estos ensayos cuando empezaron a adquirir una gran atención pública. Muestra sus características y su dimensión histórica. Aprovecha sus potencialidades tanto para analizar con detalle el objeto de estudio como para hacer más amena la lectura con el análisis del lenguaje, algunos consejos o experiencias deliciosas. Incluso, se introduce en la intrahistoria de uno de estos manuales como El libro de la vida sexual (1968), construyendo todo el bagaje social y cultural de este inesperado superventas de época.
La cuestión de las emociones es otra fundamental que permite visibilizar a las mujeres no porque fueran más emocionales como imponían las convenciones sociales, sino por su capacidad para mostrar los límites de la norma y la dominación masculina en la intimidad, una intimidad crecientemente pública. La navegación emocional se convierte aquí en un elemento de disciplinamiento y cerrazón a cualquier horizonte utópico para la sociedad y, dentro de esta, para las mujeres en particular. También de individualización, reivindicación, incluso sororidad entre las mujeres casadas, las separadas o las futuras defensoras de la igualdad. Este camino es el de la búsqueda de los conceptos y las teorías que trajo la época sobre el amor y su cotidianeidad, exponiendo así su potencia afectiva lo mismo en lo privado que en lo público. De esta suerte que completa desde otro ángulo esa experiencia de «malestar» que Arbaiza ha señalado como fundamental para la segunda ola feminista en España y que aquí se aborda desde frentes como el control de la natalidad, la separación, el aborto o el divorcio. Es más, la autora se atreve a proponer nuevas líneas de investigación como la historia de la felicidad, que ha sido sometida a una profunda crítica por estudiosas sociales del neoliberalismo y las culturas psi.
Pero sus conclusiones sobre el estudio del discurso religioso son, considero, las más contundentes. La monografía rescata una pluralidad de expertos matrimoniales y del amor católicos, encargados de producir opúsculos y manuales sobre el sexo y cuestiones que suelen ser negadas a los «hombres de Dios» por el público proclive a ser reluctante con el cristianismo y la Iglesia. Sin duda, al catolicismo español le interesó la sexualidad, intentó monopolizar su gestión y no lo hizo solo por medio de su represión. En especial, la autora presta una gran atención a la evolución del discurso religioso en torno al Concilio Vaticano II, que marcó el futuro del catolicismo en las décadas posteriores. Alguna de las principales tesis de este trabajo, que completa las investigaciones que se venían realizando desde hace tiempo, es la pluralidad de posiciones dentro de la Iglesia católica española en el segundo franquismo desde una perspectiva asimimo transnacional. Fruto de ello, puede decirse que el catolicismo actuó además de freno, como un factor determinante en la democratización del país y las relaciones de género en cuestiones como la vida familiar, las relaciones sexuales o el trabajo de cuidados. Al ir adaptándose a las nuevas circunstancias, una parte del catolicismo promovió una secularización que contribuyó a mantener su estatus, pero que también le debilitó desde mucho antes de la muerte del dictador. La conquista del amor implicó muchos sacrificios.
Este recorrido que nos ofrece Dos en una sola carne es un paseo sereno por el matiz sobre la historia de las relaciones amorosas. Puede que las dicotomías tengan vigencia en la contienda sociopolítica, no obstante, impiden una mejor comprensión de la realidad y sus cambios. De este modo conforma un catálogo de formas de noviazgo, pareja, matrimonio, maternidad y paternidad durante la dictadura, muchas de ellas traducidas al contexto español desde otras coordenadas, que, aunque no cuestionaron la dominación masculina, sí lo hicieron en sus formas. Esto permite trazar los cambios que se dieron desde la reacción patriarcal del «Nuevo Estado», la apertura de la sociedad española a formas menos radicales de desigualdad a partir de los años cincuenta y el surgimiento de subjetividades feministas que rechazaron esta desigualdad. Desde el ámbito de la sexualidad ayuda a explicar los cambios que vivieron los individuos en su día a día y que estaban íntimamente ligados a los problemas sociales del momento, más allá de las fronteras del país. Antes de la democratización de buena parte de las instituciones, ya lo habían hecho los españoles que cohabitaban el mismo lecho.
Frente a la percepción de un sinfín de publicaciones sobre el franquismo y la diferencia sexual resulta muy optimista sugerir que una obra vaya a quedarse por mucho tiempo. La convicción del que escribe esta reseña es que así será. No creo que la cantidad de investigaciones que aparecen año tras año sea una consecuencia de la falta de imaginación. Por el contrario, esta es un claro reflejo de la voluntad de mirarnos a nosotros mismos desde lugares distintos y nuevas perspectivas. Mónica García Fernández hace del amor un objeto de investigación imprescindible, la literatura de consejos una fuente excepcional para estudiar nuestro pasado más cercano y la historia del género un ámbito que nos redefine en un presente donde pervive el conflicto entre la razón y el afecto, lo público y lo privado, la religión y la secularización. ¿Acaso hay algo más importante entre todas estas contradicciones que asolan nuestras vidas que el hecho de amar?